Desde: IRÁN

De: Afshin Khorramshahgol

Para: David y Faye Bailey

Asunto: MI RELATO REFERENTE A SAI BABA

Este artículo tiene un lenguaje muy explícito que puede ser considerado como ofensivo.

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Estimados Faye y David, hola:

He aquí un breve relato de mis experiencias con Sai Baba. De antemano me disculpo por lo gráfico del lenguaje de este mensaje, pero es la única forma para poder compartir mis experiencias.

Yo viajé tres veces a la India entre 1991 y 1993. Desde antes de mi primer viaje, yo ya era devoto de Sai Baba y creía que él era Dios. Yo tuve un total de siete entrevistas privadas en primeros dos viajes. En la primera entrevista Sai Baba me dijo que me bajara los pantalones y los calzones. Como yo pensaba que él era Dios, hice lo que me dijo. El ya había materializado un aceite y me lo untó en el área entre mi pene y mi ano.

Unos devotos me dijeron después de mi entrevista que esto se lo hacían los gurúa a sus discípulos para abrir un chakra o fuente de energía espiritual en el cuerpo del discípulo. Sin embargo yo no me sentía tan seguro de que esto fuera en realidad lo que Sai Baba había hecho.

La investigación que llevé a cabo después de este hecho no me llevó a encontrar esta tipo de ceremonia de iniciación en ninguno de los libros de hinduismo o escrituras o entre los hindúes que son seguidores de otros gurús.

En cada entrevista privada subsecuente a la entrevista privada de la iniciación, Sai Baba me pedía que me bajara los pantalones y los calzones y me frotaba el pene. Una vez me lo estaba frotando con tanta fuerza, que era obvio que esperaba que yo tuviera una erección.

Yo estaba preocupado hablándole acerca de mis problemas, de los problemas de mi país, Irán, y de los problemas de mi familia y pidiéndole sus bendiciones para todos.

Yo no estaba interesado en sexo ni en nada por el estilo, especialmente con un hombre, por lo que mi pene no creció a pesar del esfuerzo que estaba haciendo Baba. Finalmente se dio por vencido, soltó mi pene de un golpe y se volteó con una cara de mucho enojo y murmuró algo. Cuando se volvió hacia mí de nuevo me dijo que me subiera los pantalones y que la entrevista privada había terminado.

Ustedes se estarán preguntando por qué yo no le paré a Sai Baba lo que estaba haciendo si para mí era tan obvio que lo que él quería era que yo tuviera un erección.

Debido a mi lavada de cerebro, yo pensé que tenía que deshacerme de ese pensamiento porque era un obstáculo más en mi camino a Dios. De acuerdo con Baba, todos los malos pensamientos deben ser expulsados inmediatamente y remplazados con pensamientos buenos y puros. Por lo tanto yo expulsé la idea de que Sai Baba estaba tratando de que yo tuviera una erección, aunque yo sabía que era eso lo que estaba haciendo.

En otra entrevista, Sai Baba me pidió que me arrodillara ante él mientras el estaba de pie. El tomó mi cabeza con su mano derecha y la apretó contra su estómago. Entonces tomó mi mano con su izquierda y trató de frotarla sobre su pene. Yo no agarré su pene. Yo sólo dejé que guiara mi mano a su pene, usando la parte de afuera, no la palma de mi mano. Mientras frotaba su pene con mi mano comenzó a emitir quejidos sexuales.

En medio de este acto, yo traté de mirarle a la cara porque quería ver sus emociones, pero él no me dejó. Apretó mi cabeza aun más fuerte contra su vientre, y con esto paró mi deseo de ver su cara. Finalmente se dio por vencido porque se convenció de que yo no quería estaba interesado en agarrar su pene, ya que yo no le permitía que usara la palma de mi mano para tocarse.

Aun después de este incidente mi fe en él no se tambaleó. Eso prueba lo fuerte que es el lavado de cerebro en la organización de Sai Baba.

En todas las entrevistas privadas que yo tuve con Sai Baba el me abrazaba y me besaba, o me pedía que lo besara a él. Yo había racionalizado conmigo mismo que el estaba tocando mi pene porque probablemente me estaba curando de alguna enfermedad o discapacidad. Racionalicé que Sai Baba me pedía que lo besara o me besaba él a mí porque me amaba, y besarse en las mejillas no tiene nada de malo - en mi país está bien visto que los hombres se besen en las mejillas.

No fue hasta que vi un film que muestra a Sai Baba haciendo trampa que mi fe en él comenzó a desmoronarse. No fue hasta después de que dejé a Sai Baba (a seis meses de haber visto el film), que me di cuenta de sus verdaderas intenciones en esas entrevistas en privado.

Estoy dispuesto a testificar ante cualquier tribunal o junta estas experiencias.

Yo he estado muy activo en el internet por los últimos seis años y he salvado a muchos de caer en la trampa maligna de Sai Baba.

Con afecto,

Afshin